Hoy en día se utiliza para todo el adjetivo «mítico» pero, en realidad, míticos míticos, de verdad, hay muy pocos.

En el libro que recoge la historia del surf en Zarautz (Lo que han traído las olas, 2007) hay una pequeña erratilla, porque su nombre es Juan Ignacio, pero me parece que Lázaro Echegaray y Mikel Troitiño lo describen con gran acierto: «La primera leyenda del pueblo».

Según cuenta el libro, además de ser uno de los primeros surfistas de Zarautz en 1967, Urzelai fue nada más y nada menos que el mejor del pueblo, y, además, no solo de su época. «Llama la atención que miembros de generaciones muy posteriores a la suya le recuerden como uno de los mejores surfistas de todos los tiempos y disfruten, aún hoy, recordando su estilo». Sin embargo, y pese a que hoy les resultará chocante a muchos, «no ha sido una persona interesada en la competición».

Además de esas palabras, empleé para mi libro historias oídas a mi padre, ya que son de la cuadrilla.

«Le gustaban la orilla, el mar, sus fondos y sus olas, y disfrutaba tanto con su aspirina y su tabla de surf, como con gafas de buceo y salabardos. Por eso le pusieron de mote Aquaman, porque siempre andaba en la mar o en sus alrededores. Bueno, por eso y porque, viniendo el surf como venía de los Estados Unidos, los surfistas de aquí disfrutaron desde el principio adoptando palabras inglesas como jerga. Aquaman era un superhéroe de cómics norteamericano».

Él y sus amigos surfeaban con tablones de una sola quilla. En aquella época no existían los inventos, y tenían que nadar tras sus tablas cada vez que las olas se las arrebataban, por lo que solían ser diestros nadadores. Tampoco tenían trajes de neopreno. Pero eran muy pocos entonces los surfistas, y suyas eran todas las olas de nuestra costa…

(Las imágenes de este vídeo son de algunos años después).

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