Un surfista en busca del paraíso, libro de Iñigo Urdinaga

Este libro tan difícil de clasificar como fácil de gozar se pregunta: "¿Estamos cada vez más lejos o más cerca del paraíso?…". Todos somos surfistas en busca del paraíso.

lunes

28

junio 2021

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Ander Rosa

Escrito por , Publicado en Cultura surf

Corría el año 2000. Ander tenía 11 años, yo 25, y sucedió el segundo domingo de septiembre.

Lo cuento así en mi libro:

 

Ander

“¿Qué andas, fichaje?” le decíamos cada vez que se acercaba al puesto de socorro. Tendría doce años y venía casi siempre a pedirnos una tabla de surf, porque era el único de su cuadrilla que no tenía una.

A la tarde, viéndolo en el agua, tuve un momento de lucidez. Les dije a mis compañeros que iba a separar a los surfistas de los bañistas, tomé un tablón y, tras desplazar en el agua algunas personas, remé hasta donde se encontraba Ander.

“¿Qué, hay olitas?” le pregunté. “Sin más. A gusto”. Me senté junto a él: “¿Con esa tabla también a gusto?”. Siempre cogía aquel trasto amarillento que llevaba tantos años en el almacén que ya nadie sabía ni de quién era. Las cosas estaban cambiando mucho en poco tiempo, cada vez había más tablas en la playa.

“Oye, tú…” le dije. Me miraba fijamente a los ojos. “Hoy termina la temporada de playas. A las siete recogemos todo y chapamos hasta el próximo verano. Tú quédate en el agua y, cuando la peña se largue, te la llevas para casa”.

Se le agrandaron los ojos como a un besugo. “Tu tranqui, nadie te va a decir nada”. Me hizo un gesto dubitativo dándome a entender que no sabía si arriesgarse. “Tú hazme caso, ¿vale? Es tuya. Si algún día alguien te pregunta algo, le dices que te la he regalado yo y que hable conmigo”.

Cogí una olita y volví al puesto. Todos estaban deseosos por marcharse. Aquel sol casi otoñal fue perdiendo fuerza, dieron las siete, y la ambulancia se largó llevándose hasta el último bártulo del puesto.

Me quedé conversando con un amigo, disfrutando de la paz que reina a última hora en la playa. La gente se marchó conforme fue oscureciendo. Quedó todo el entorno prácticamente vacío, solo había dos pescadores en el espigón y un surfista entre las olas.

Salió del agua, se cambió y partió. Ander no nos vio, pero nosotros lo observamos sonrientes mientras caminaba casi a oscuras hacía el pueblo. No recuerdo si llevaba la tabla sobre su cabeza o bajo el brazo.

 

……….

Hace poco coincidimos en el agua –hacía más de diez años que no pasaba. Le pedí fotos para publicar esto, y aunque ha buscado y rebuscado, me asegura que no tiene ninguna foto con tabla de surf de cuando era chaval, ninguna… ni siquiera una en la playa o con los amigos…

Era un verdadero «fichaje», anduvo muy alejado del surf, y ahora ha vuelto al agua y al club de surf, donde ha dicho que no le pueden poner ninguna pega para hacerse socio «porque salgo en el libro de Tapa. A ver quién de vosotros sale».

 

 

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4 Comentarios

  1. Ibai Arregi

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