El Putomuro
Escrito por Inigo Urdinaga, Publicado en Cultura surf, Historia surf
Para cuando nos dimos cuenta, los teníamos encima. Enormes tráileres iban y venían sin cesar por la orilla opuesta de la ría, trayendo en cada ocasión dos o tres inmensas rocas cúbicas que una gigantesca grúa elevaba una a una y dejaba caer con brusquedad hasta el fondo.
En nuestros morros, en el mismísimo lugar en que Iñigo Timón se hacía docenas de tubos, en vez de mar y olas había ahora tráileres y pedruscos por doquier. Asco, rabia, impotencia.
Estaban construyendo un espigón descomunal, poniendo límites al mar, cementando la boca de la ría y destruyendo nuestra preciada ola.
Lo terminaron en 1997. ¡Putomuro de los cojones! Feo nombre le pusimos, pero mucho más fea es su realidad y presencia.
No os voy a contar que el informe de impacto medioambiental lo hicieron con las obras ya en marcha; ni que lo construyeron cuando la pesca estaba ya en clara decadencia; ni que una vez construido el Putomuro, cementaron todo el entorno de la playa: malecón, casas, puerto deportivo, hotel, restaurantes…
Si nos hubiéramos movido… No lo hubiésemos parado quizá; pero quién sabe, tal vez no lo hubieran hecho tan desproporcionado… El Putomuro me pilló con veintiún años. Aquello nos marcó de por vida.
Claro ejemplo de la altanería y arrogancia del hombre, símbolo del desarrollismo sin límites, el Putomuro. Ahí sigue en pie, firme, altivo, asqueroso.
El paraíso que deseaban los impulsores de aquella indecente cementada no tenía absolutamente nada que ver con el que nosotros soñábamos.
Y todavía soñamos con el día en que quitaremos el Putomuro…
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Que tal Iñigo!
Este tipo de cosas son las que me suelen calentar la sangre. Desgraciadamente en nuestra geografía abundan este tipo de aberraciones. Luego con el paso del tiempo haciendo todo tipo de malabarismos y gestiones oscuras se acaban dando licencias a burradas como esa. Me puedo imaginar la sensación de impotencia y rabia que sentisteis al ver lo que se estaba llevando a cabo.
Saludos!