Afro Surf
Escrito por Inigo Urdinaga, Publicado en Cultura surf, Fuera del libro, Historia surf, Surf a la venta
«Aquí las playas están vacías, por lo que todas las olas son para ti. Puedes tener el mejor día de olas del año y no hay nadie en el agua. Siempre hace sol, el clima es caluroso –aquí no tenemos invierno–, la comida es buena, la gente es amable. Esto es muy agradable».
Dan ganas de ir, ¿eh? Pero ¿dónde es eso?… Son palabras de un surfer de Costa de Marfil. (La foto es de otro país africano: Angola).
Acaban de publicar Afro Surf, un libro que pretende potenciar la cultura surfera africana, ya que parten de que no tienen cultura del surf propia. «Lo poco que tenemos es importado de la cultura occidental».
El historiador Kevin Dawson pone en solfa toda la historia escrita hasta ahora sobre el surf en África, leemos algún cuento y también nos explican el sistema de marejadas del continente, pero el libro cuenta básicamente historias de surfers locales –mujeres y hombres, blancos y negros, desconocidos y famosos (Michael February, Jordy Smith, Twiggy Baker)–, y leyendo sus variadas experiencias y visiones, el lector acaba haciéndose una idea general de lo que es el surf africano.
África es un mundo aparte, pero en el libro queda muy claro que también allí conviven –y chocarán pronto– la corriente Gidget y la corriente Dora.
Según un surfer de Ghana: «Los chavales no están tratando de ser el próximo Gabriel Medina, no piensan en eso. Simplemente están ahí, disfrutando de las olas, y haciendo surf tanto como pueden. No buscan gloria ni reconocimiento, no hay chicas ni estatus, no hay aspiraciones. Es puro».
Otros muchos, sin embargo, ven el surf más como una fuente de ingresos económicos que deben comenzar a explotar seriamente. Desde los que sueñan con competir para ganarse la vida o poder viajar esponsorizados, hasta los que van mucho más allá y aseguran que el surf es «un recurso costero no extractivo», que las zonas con olas de calidad tienden a desarrollarse 3-5% más que la tasa de crecimiento del país, y que los próximos años el surf en África va a explotar.
¿Serán capaces de hacerlo de forma más o menos sostenible?… Son conscientes de que puede pasarles lo mismo que con la industria millonaria de la caza y los safaris, donde el dinero se lo llevan unos pocos (mayormente blancos y/o políticos corruptos), mientras las comunidades locales apenas se ven beneficiadas.
África es otro mundo, la gran desconocida todavía. Ojalá nos sorprendan positivamente, y no solo por el descubrimiento de nuevas olas.
Interesante. Le echaré un vistazo. Pero creo que este surfista de Costa de Marfil idealiza un poco el tema: las mejores olas del año se dan en Gran Bassam, cuando abren la desembocadura de la laguna, y entonces solo solo no va a estar (aunque nada que ver con lo que tenemos aquí). Ya que esos días no se los pierden ni Diós y todo la peña de Abidjan va para allá
Otra cosa son los días en los que cuadra un mar ordenado, y hay fonditos en la inmensa playa de Assinie. Allí sí que puedes estar solo… pero no son los mejores días del año. Qué recuerdos!
Joder, Felip, ya veo que estás puesto en el tema…
Qué feliz me iría ahora mismo a explorar por todo el oeste del continente africano…
Estuve 2 años trabajando en Abidjan a finales de siglo. Tuve la suerte de conocer bastante a la pequeña (al menos por entonces) comunidad surfstica del país. Escribí algo al respecto hace años: http://elniega.blogspot.com/2007/06/apuntes-de-costa-de-marfil-revisited.html
De echo sigo en contacto con varios de ellos y nos vemos regularmente en verano en las landas pues la gran mayoría tiene raíces en Francia.
Yo ahora mismo me iba cualquier sitio con olitas amables y sin gente!
De hecho mi “nick “ surfista – niegà – es el nombre de una de esas caritas de la costa oeste del país de las que hablo en el texto enlazado. Lo adopté tras pasar un fin de semana allí acampado amigos y algún que otro mercenario sudafricano que también surfeaba en sus “ratos libres”. 🙂
Creo que tu texto lo leí en su día, porque recordaba lo de las olas posteriores al dragado anual de la laguna. Aaaaiiii, la memoria…
Muy bueno. Lo he disfrutado. Gracias!
Hola Iñigo!
Cuando leo sobre vuestras experiencias y acerca de todos esos lugares que habéis conocido no puedo mas que sentir una envidia sana. No me puedo ni imaginar lo que debe ser zambullirse en otros mares por el mundo adelante. A riesgo de sonar ridículo diré que cada vez que visito una playa por primera vez tengo la sensación de la primera cita, para mi eso es impagable…
Saludos!
Sí, Fran, y nunca es demasiado tarde para coger la mochila y la tabla y alejarse un poco d elo conocido 😉
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