Sam Green y el tsunami
Escrito por Inigo Urdinaga, Publicado en Cultura surf, Fuera del libro
Mikel Agote reparando una tabla mía junto a Sam Green. Indonesia, 2013.
Un 26 de diciembre como hoy se produjo una de las mayores catástrofes de la historia. Fue en el año 2004. Un tsunami mató a más de 220.000 personas, la mayoría de ellas en Indonesia. Y Sam se encontraba allí, surfeando.
Los medios ofrecieron imágenes espeluznantes: olas gigantes que lo destruían todo a su paso, cadáveres entre los desperdicios, masas de gente sin un lugar a donde ir… Pasó un día, otro, otro más, y Sam no daba señales de vida. Su familia tuvo un fin de año muy duro.
Dolidos por no tener ninguna noticia de Sam, su hermano Ben y un amigo, Matt, cogieron un avión el día de Año Nuevo y se fueron a Indonesia a buscarlo. Indonesia es uno de los países más poblados del mundo, estaba inmersa en el caos y encontrar allí a alguien era una misión prácticamente imposible. ¿Qué podían hacer Ben y Matt? ¿Buscar a Sam en las morgues donde amontonaban cadáveres? ¿Visitar los principales hospitales? ¿Preguntar en los hostales?…
Los informativos australianos comenzaron a dar cuenta de sus compatriotas desaparecidos, y pronto se centraron sobretodo en la historia de Sam, cuando los periodistas supieron que su hermano y un amigo andaban por Bali, mostrando a la gente fotos de Sam y preguntándoles si lo habían visto. Los periodistas intentaban contactar con Ben y Matt, llamaban a sus madres, y fueron recabando y difundiendo pormenores día a día.
Samuel Green, joven de veinticinco años, natural de Adelaide, profesor, había viajado a Indonesia para surfear en sus vacaciones navideñas, y se encontraba desaparecido. En casa no habían recibido ninguna noticia suya desde el tsunami. Su hermano, Benjamin Green, de veintisiete años, y un amigo, Matthew Jacobson, también surfistas, andaban por Indonesia persiguiendo las huellas de Sam.
Tras siete días de búsqueda, un surfista en Uluwatu les dijo que sí, que conocía al de la foto. Que había estado con Sam antes del tsunami y que éste le había manifestado su intención de irse a las Mentawai. Ben y Matt se dirigieron inmediatamente a aquellas islas (coche, avión, coche, barco, otro barco…), y tras preguntar aquí y allá, finalmente lo encontraron.
Cuando de repente Sam vio allí a su hermano, le preguntó sorprendido: «Pero ¿qué haces aquí, bro?»… Y su hermano Ben rompió a llorar a la vez que se le echó encima para darle un fuerte abrazo. Y siguieron con más abrazos y lágrimas, mientras Ben y Matt, conmovidos, le contaron todo.
Sam no podía creérselo. La pequeña isla en la que se encontraba apenas había sufrido daños. Tuvieron algunas noticias sobre el tsunami, sí, pero como la televisión, la radio y los teléfonos no funcionaban, todavía desconocían el alcance de lo ocurrido. Por eso Sam había seguido, como siempre hacía en Indonesia, surfeando y viviendo tranquilamente sin llamar a casa.
Los periódicos contaron aquel bonito final y una revista de surf australiana publicó después la historia de Sam completa. Se marchó a Indo el 21 de diciembre, el tsunami fue el 26, y Ben y Matt lo encontraron el 9 de enero. Se dice pronto…
A mí me contó la historia, años después, el propio Sam, algo avergonzado, «porque todavía a día de hoy muchos australianos se acuerdan de aquello».
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Hola Iñigo!
Entre lo rápido que pasa el tiempo y la cantidad de malas noticias que se van sucediendo había olvidado este suceso. Supongo que verte en medio de una catástrofe como esa te hace reflexionar sobre lo vulnerables que somos.
Siempre interesante leer estas entradas.
Espero y deseo que pases unas felices fiestas, por aquí bastante frio, a decir verdad este diciembre me ha pillado un poco perezoso de mas…
Saludos!
Hooola, Fran:
Creo que la «pereza» está justificada con estas lluvias y temperaturas tan bajas… 😉
Que el 2021 cojas más y mejores olas!